«Este año dejo el tabaco»
Ahora que comienza el nuevo año, quiero aprovechar para escribir una entrada de blog sobre uno de los propósitos más comunes en Enero; propósito que en muchas ocasiones sólo se queda en ello y no llega a término: el dejar de fumar. Por ello, este artículo versará sobre las creencias erróneas que impiden abandonar esta conducta y sobre los factores que influyen en el mantenimiento de la misma.
Creencias erróneas sobre el abandono del tabaco
Muchos de los fumadores tienen presentes en ellos algunas creencias erróneas sobre el tabaco que pueden dificultar el dejar de lado esta adicción.
La primera creencia está relacionada con la fuerza de voluntad, ya que pueden creer que carecen de ella y que por tanto nunca podrán dejar de fumar.
En contra de esta creencia os puedo decir, que la falta de voluntad no es una característica de personalidad, por lo que es modificable y por tanto, con esfuerzo podemos conseguir nuestros propósitos en el ámbito que sea.
La segunda creencia es que se recaerá de nuevo, al haber tenido una o varias experiencias previas en las que se había dejado de fumar y se ha producido una recaída.
En cuanto a esta creencia, es importante saber que el vivir sin tabaco es algo que tenemos que aprender y como en todo aprendizaje, podemos tener tropiezos de los que «tomar nota» para que no se vuelvan a repetir. Es posible, por tanto que tengamos algunos pequeños «fracasos» antes de conseguir ese gran objetivo.
Otra de las creencias es pensar que al dejar de fumar, la vida será menos feliz sin esos momentos de relajación fumando mientras tomamos un café o en una reunión de amigos. Para los fumadores, este tipo de momentos son muy gratificantes, así que en los primeros días o incluso semanas se extrañarán, pero pasado este periodo de adaptación la sensación desaparecerá y volverán a disfrutar de su vida incluso más que antes, ya que no dependerán de esa sustancia.
Por último, tiene gran peso en el dejar el tabaco a un lado, la creencia de que se pasará realmente mal al abandonarlo, ya que se encontrará irritable, ansioso, cogerá peso etc. En cuanto a esta afirmación, cabe destacar que son síntomas en gran medida controlables por uno mismo, que son temporales y que no se dan en todas las personas en la misma medida.
Lo más adecuado es pensar que dejar de fumar requiere un esfuerzo, pero que cualquier fumador puede abandonar el consumo del tabaco y mantenerse sin fumar, si realmente quiere hacerlo.

¿Qué mantiene la conducta?
El consumo de tabaco se explica por una adicción física y por un hábito comportamental, es decir, por una conducta que repetimos continuamente a lo largo del tiempo. La adicción física se debe a la nicotina que continen los cigarrillos. Al fumar, esta nicotina pasa instantáneamente a la sangre, descendiendo aproximadamente en una hora los niveles de esta sustancia, lo que produce esa sensación de malestar y de búsqueda de la conducta de fumar. En el ámbito comportamental destacan la asociación y el refuerzo. A lo largo del día se realizan muchas actividades durante las cuales se está fumando. Esto hace que se produzca una asociación, en la que tan solo el realizar esas actividades tales como tomar una copa, disfrutar de la sobremesa, conducir… provoque el deseo de fumar, y que la experiencia de llevar a cabo estas actividades sin tabaco resulte vacía e incompleta. También se produce un refuerzo de la conducta de fumar, porque con ella se obtienen consecuencias positivas a corto plazo (alivio de los síntomas de abstinencia, relajación, sensación de placer…) y esto hace que se desee conseguir más a menudo estos efectos mediante el tabaco. Debido a estos tres elementos y a un largo período de tiempo, una conducta aprendida en un momento determinado, se puede convertir en un hábito de comportamiento estable y duradero. En ocasiones, cuando la adicción física es muy grave, es recomendable recurrir a tratamientos farmacológicos sustitutivos de la nicotina, tales como chicles, sprays, parches etc. Por otro lado, para dejar de lado el hábito conductual y la ansiedad que ello puede suponer, algunas personas precisan de tratamiento psicológico mediante terapia cognitivo-conductual o mediante otro tipo de terapias como la hipnosis. Ahora ya conoces esa serie de creencias erróneas sobre el tabaco y puedes combatirlas objetivamente. Del mismo modo, sabes cuáles son los mecanismos que actúan en el mantenimiento de esta conducta. El siguiente paso es plantearse con determinación el deseo de abandonarla y poner todo tu esfuerzo personal y tiempo en ello.;»>El consumo de tabaco se explica por una adicción física y por un hábito comportamental, es decir, por una conducta que repetimos continuamente a lo largo del tiempo.
La adicción física se debe a la nicotina que continen los cigarrillos. Al fumar, esta nicotina pasa instantáneamente a la sangre, descendiendo aproximadamente en una hora los niveles de esta sustancia, lo que produce esa sensación de malestar y de búsqueda de la conducta de fumar.
En el ámbito comportamental destacan la asociación y el refuerzo.
A lo largo del día se realizan muchas actividades durante las cuales se está fumando. Esto hace que se produzca una asociación, en la que tan solo el realizar esas actividades tales como tomar una copa, disfrutar de la sobremesa, conducir… provoque el deseo de fumar, y que la experiencia de llevar a cabo estas actividades sin tabaco resulte vacía e incompleta.
También se produce un refuerzo de la conducta de fumar, porque con ella se obtienen consecuencias positivas a corto plazo (alivio de los síntomas de abstinencia, relajación, sensación de placer…) y esto hace que se desee conseguir más a menudo estos efectos mediante el tabaco.
Debido a estos tres elementos y a un largo período de tiempo, una conducta aprendida en un momento determinado, se puede convertir en un hábito de comportamiento estable y duradero.
En ocasiones, cuando la adicción física es muy grave, es recomendable recurrir a tratamientos farmacológicos sustitutivos de la nicotina, tales como chicles, sprays, parches etc.
Por otro lado, para dejar de lado el hábito conductual y la ansiedad que ello puede suponer, algunas personas precisan de tratamiento psicológico mediante terapia cognitivo-conductual o mediante otro tipo de terapias como la hipnosis.
Ahora ya conoces esa serie de creencias erróneas sobre el tabaco y puedes combatirlas objetivamente. Del mismo modo, sabes cuáles son los mecanismos que actúan en el mantenimiento de esta conducta. El siguiente paso es plantearse con determinación el deseo de abandonarla y poner todo tu esfuerzo personal y tiempo en ello.
Con determinación y esfuerzo todo es posible
Si te ha gustado este artículo, puedes compartirlo en tus redes sociales o comentarlo más abajo en esta página.
Un abrazo
Me parece un artículo muy interesante ya que me veo reflejado en esas falsas ideas que el fumador gestiona en su cabeza. Enhorabuena por facilitarnos las claves para superar esta grave adicción, que tantas vidas condiciona.
Muchas gracias por tu comentario Juan Luis. Son numerosas las creencias irracionales que pueden circular en torno a cualquier tipo de adicción. Te felicito por dejar de lado el tabaquismo. Un abrazo
Hola Patricia yo he tenido varias recaídas anteriormente respecto a este tema y no pensaba dejar este vicio. Este artículo me ha dado fuerza para volverlo a intentar gracias
Me alegro mucho de haberte ayudado Cristina. Seguro que esta vez será la definitiva. Si necesitas algún tipo de ayuda para ello no dudes en contactar conmigo. Un abrazo